GRIPE A H1N1 El miedo que acompaña vs. el pánico que paraliza


En estos días en los que estamos invadidos por una enfermedad declarada pandémica por la O.M.S. y en la que Argentina ocupa el segundo puesto en la tasa de mortalidad causada por esta gripe me resulta inevitable, quizás como a todos nos esta pasando, sentir miedo, no saber que hacer frente a esto que está sucediendo y además encontrarme sorprendido porque este pasando en un mundo con tantos avances en el campo de la tecnología y la medicina. El bombardeo de información imprecisa, incierta provoca sed de seguir mirando la televisión, leyendo cuanto diario tenemos o todos los mails que recibimos al respecto para intentar obtener alguna orientación que nos permita hacer frente a esta situación nueva y desconocida, que por serlo justamente genera mucho más miedo que algo a lo que podemos temerle pero sabemos que hacer para prevenirlo.

Norberto Levy en su artículo "La dignidad del miedo" dice: "El miedo es la sensación de angustia que nos informa que hay una desproporción entre la amenaza que enfrentamos y los recursos que tenemos para encararla. Si el peligro tiene “valor diez” y los recursos son también “valor diez” no se producirá miedo. Si en cambio, los recursos son “valor cinco”, el miedo surgirá y será la señal que nos avisa de esa desproporción. En ese sentido podemos comparar al miedo con la luz roja del tablero del automóvil que se enciende e indica que hay poca nafta. El problema no es la luz sino lo que pone en evidencia: que falta combustible. La luz roja es una valiosísima señal que nos remite a resolver ese problema. Lo que necesitamos es aprender a tratar al miedo con la misma eficacia con que tratamos la luz del tablero, y eso es posible”. Claramente ante la Gripe A (H1N1) nos encontramos con pocos recursos, y entonces el miedo aparece como esa luz roja en el tablero. Si bien hay algunas medidas que cada cual puede implementar como prevención, una parte del problema sigue estando, ya que o nos aislamos completamente de nuestra vida cotidiana, social, laboral, familiar (sin tener síntomas de la gripe sino como medida preventiva) o salimos al mundo tomando todas las precauciones necesarias como ser informándonos sobre que hacer para intentar evitar el contagio, o como proceder si empiezan a aparecer síntomas que puedan relacionarse con esta gripe, sabiendo que existe cierto riesgo de contraer la enfermedad, pero evaluando cada uno cuál es el costo y el beneficio de cada actividad que emprendo; quizás tengo hijos pequeños y decido quedarme en casa porque no quiero ponerlos en riesgo, quizás quiero salir a caminar con amigos porque necesito compartir cosas que me pasan o quizás tenga que seguir yendo a trabajar porque la tarea que realizo depende pura y exclusivamente de mí, lo que sí será inevitable como dije antes, es que ante esta situación amenazante y la desproporción de recursos con los que contamos, todos tengamos miedo, el tema es que esta emoción, siguiendo a Norberto Levy, tiene mala prensa, forma parte de los sentimientos negativos, tener miedo suscita muchos calificativos poco gratos para quién lo muestra y es descubierto sobre todo entre los hombres que tenemos que mostrarnos valientes y poner el cuerpo a todo incluso a lo desconocido. Sin embargo esa luz roja en el tablero nos indica que existe una situación de las que vamos a tener que ocuparnos con cierta cautela y cuidado, evaluando si vale la pena el movimiento para conseguir el objetivo, por ejemplo si tengo mucha sed en la noche y me encuentro en un ambiente que no conozco y está todo oscuro, iré caminando sigilosamente, tanteando con los brazos para no golpearme y seguramente tendré miedo pero haré todo lo posible para transportarme a la cocina y paliar mi sed.

En el caso de la gripe A, el miedo en algún punto nos protege, hace que busquemos información y tomemos las medidas preventivas necesarias para lo que depende de mí, es esa lucecita roja en el tablero que me dice que vaya con cuidado. El problema surge cuando esa luz no me deja ver otras cosas del tablero, cuando renuncio a ver las demás señales que también necesitan mi atención, allí es donde me paralizo, ahí es donde el miedo se transforma en pánico y entonces me aíslo, suspendiendo mi vida hasta que esto ¿pase? En alguna medida esto está sucediendo mucho a nuestro alrededor, frente a esta enfermedad desconocida la gente se angustia, entra en pánico suspendiendo necesidades para focalizarse compulsivamente en cuidados extremos pero nunca suficientes para enfrentar a esta gripe, precisamente es en esos momentos en los que hay un límite muy fino entre el cuidarme y prevenirme del contagio y evitar mediante este cuidado excesivo ver otras cosas que toda esta situación presenta al destapar la olla. Es claro que tenemos que cuidarnos todo lo que podamos pero también re pensar al menos un poco que nos pasa con la confianza en nuestro cuerpo y su autoregulación, que conocimiento tenemos de nuestro sistema inmunológico y que nos ocurre en relación al contacto con el ambiente y con las personas que me circundan.

El desafío una vez más es poder discriminar la información, poder procesar cada cosa que recibo del ambiente y elaborar mi plan frente a la crisis (en este caso la gripe A) para además de transitarla sin contagiarme, ver la oportunidad de aprender como quiero compartir, cuán responsable soy en mis contactos y cuanto me cuido realmente siempre.

Mauricio J. Strugo

(Boletin Electronico n°17 julio 2009)

SEXDUALIDAD

Sexo, sexo, sexo, sexo, sexo… ¿Cuántas veces está palabra transita nuestro ser y que tanto sabemos de ella? Dicen que todo lo relacionado a ella constituía un tabú en otras épocas. Y si bien hoy tenemos mucho más acceso a la información y resulta indudable que hemos avanzado mucho en cuanto a los nuevos términos para hablar de la sexualidad, considero que sigue constituyendo un tabú, sino presten atención a que les ocurrió cuando empezaron a leer el artículo y se encontraron con las primeras cinco palabras .
Decir que algo es tabú, significa que de eso no se habla, que está prohibido, pero esto no quiere decir que no se piense ni se sienta ¿Verdad? Incluso creo que justamente la prohibición lo hace más interesante; el problema actual radica en que al ser un tema prohibido nos atrae, nos interesa y contamos con muchas posibilidades de conocimiento acerca del sexo, pero todo aparece idealizado, con mujeres supermodelos, proponiendo y generando fantasías inalcanzables y poses imposibles de realizar, colocando a los participantes de la sexualidad en lugar de objetos que tienen que cumplir, ser potentes y multiorgásmicos, provocando todo esto mayor ansiedad y frustración, despojando los sentimientos en pos del rendimiento, porque claro, “si no sentís aguantas más ¿no?” Pero ¿de que disfrutas cuando aguantas más? ¿Para quién y para que lo haces?
En la sexualidad de los humanos, aquellos que admitimos que todo el tiempo estamos aprendiendo algo diferente en cada relación, está permitido fallar, equivocarse, no saber, preguntar, reírse, llorar, jugar, amar y coger, es más incluso está bueno fallar porque es así como se aprende ya que el que acierta termina haciendo todo de esa forma porque una vez le resulto adecuada, en cambio el que falla encuentra caminos alternativos y entonces expande sus maneras de vincularse con el otro.
El tema es saber donde nos paramos (o nos acostamos), cuanto registro tenemos del otro cuando la sexualidad es de a dos, pensar y verificar si nuestra sexualidad es egoísta o no, porque incluso podemos tener relaciones casuales incluyendo al otro, podemos tener momentos en los que estamos más centrados en nosotros que en la otra persona, el problema deviene cuando intentamos transformamos en máquinas sexuales iguales a las de las películas pornográficas y no caemos en la realidad de que todo está armado, preparado para que lo consumamos, pero debemos saber que son producciones.
Cuando pensé poner como título SEXDUALIDAD lo hice precisamente para trasmitir que lo más rico del sexo es el compartir, el disfrutar del contacto, teniendo plena conciencia de que lo estoy eligiendo y no me tengo que exigir más que estar presente; la dualidad, el encuentro con el otro dice mucho acerca de cada uno de nosotros, tengamos bien presente esto ya que muchas veces pedimos al otro que se haga cargo de lo que yo no me animo a pedir; hablemos, mirémonos, reconozcámonos, besémonos…

Mauricio J. Strugo (artículo publicado en magazine sinlimites n°3)

"Acompañarte, Acompañarme"

Quisiera sentir que no tengo que cuidarte, que no tengo que protegerte, que si dejo que hagas a tu manera, no será la mía pero igual va a salir, y sino algo aprenderé, quizás que hay otras formas de ser y hacer, que en vez de enojarme y comprimirme puedan servirme para expandir mi ser, mi mirada, nuestro mundo.
Entonces podría sentir que no tengo que cuidarme, que protegerme, que hacer las cosas como vos querrías, que haciéndolas a mi manera van a salir, que también se aprende de los desaciertos y que puedo ser de otras maneras.
Sólo cuando estoy presente con mi ser puedo acompañar en el viaje por la vida a otras personas, ya sean estos parejas, amigos, familias, pacientes; está presencia implica mucho más que existir, es estar siendo consciente de la presencia del otro sin descuidarme de mí, tendiendo registro de la forma en la que estoy, del impacto de la presencia del otro y de que voy necesitando en el intercambio.
Acompañar es transitar una carretera, tan ancha como personas la ocupen, sabiendo que para ir juntos tengo que aprender a observar la manera de andar del otro, que iré viendo si puedo seguirlo o él me sigue a mí, mas o menos a un ritmo en el que sea posible seguir encontrándonos.
No es acompañar arrastrar, tironear o empujar al otro, tampoco lo es que todo se haga con mi velocidad y por el camino que yo conozco, a veces caminar por la ruta del otro genera nuevos carriles en los que puedo transitar con mayor libertad que en mi sendero personal, que me resulta fácil porque lo conozco pero en el que no veo otra cosa que mi ombligo.
Acompañarte, acompañarme es un sonido que primero resulta raro, luego de poquito se empieza a hacer habitual transformándose en algo armónico que entonces pasa a constituir una música, no es mi ritmo ni tampoco el tuyo, es una sinfonía cuyo único propietario es "nosotros", allí recién podemos bailar alocadamente, disfrutando de la sincronía de cada movimiento.
Recién allí puedo sentir que quiero cuidarte y dejarme cuidar, que quiero protegerte y que me protejas, dejar que hagas las cosas a tu manera para hacer las mías como yo quiera y confiar que fluyendo van a salir. ¡BAILEMOS

Mauricio J. Strugo (Julio 2008) Boletin 15

"Reconociéndo- "Nos"


Cuando me levanto a la mañana y prendo la televisión para ver la temperatura antes de salir, resulta inevitable hacer oídos y ojos sordos al bombardeo de información que proporciona este aparato en apariencia estética tan básico pero tan potente en los mensajes que trasmite; veo accidentes en las rutas, humo, secuestros, piquetes contra k, violencia, piquetes K, inflación, falta de alimentos (un coctel muy nutritivo para desayunar) y aunque puedo darme cuenta lo contraproducente que me resulta lo que estoy recibiendo y que con solo apretar un botón puedo cambiar y elegir otros sonidos e imagenes a veces me quedo ahí sufriendo, indignandome con mis "compañeros de vida" (puede sonar rebuscado llamarlos así, pero en definitiva son todas las personas que "aquí y ahora" comparten mi realidad, su realidad, nuestra realidad); refunfuño para dentro, me quejo para afuera con mi pareja, con el portero, taxista, vecino, amigos y vivo indignado por todo lo que ocurre y parece no tener solución; en realidad muchas veces en estas charlas acaloradamente pensamos alternativas, opinamos y debatimos soluciones, pero siempre tienen que ver con cosas que tienen que hacer los demás, principalmente nuestros gobiernos. A todos nos sale fácil enojarnos y sentir bronca contra los políticos, tenemos muy claro lo que no hacen y deberían para que todo mejore, somos como los espectadores de un partido de fútbol en el que desde afuera puteamos a los jugadores de nuestro equipo porque tal no hizo el pase que pensábamos era el mejor, o el otro no disparo al arco cuando recibió la pelota; estaría bueno ver que muchas veces miramos lo que ocurre frente a nosotros como público o hinchada, sin darnos cuenta que somos parte del equipo y que el resultado depende mucho más de lo que creemos de nosotros mismos que de nuestros directores técnicos.
A todos nos sale muy fácil opinar e indignarnos por lo que pasa pero ¿Nos involucramos como protagonistas de esa película? ¿Asumimos que cada uno de nosotros contribuimos más de lo que creemos en la realidad de nuestro país e incluso de nuestro mundo?
Los seres humanos tenemos mecanismos de defensa que reducen las posibilidades de una interacción plena con el ambiente, son formas de comportarse que, a fuerza de repetición, se oponen al libre desarrollo del ciclo de contacto o de satisfacción de las necesidades. Uno de estos mecanismos es conocido como "Proyección" que es una forma de resistencia que consiste en atribuir a otro un aspecto rechazado de sí, en lugar de ser un participante activo de su propia vida, el proyector se convierte en un objeto pasivo, víctima de las circunstancias.
Lo que aquí propongo es que dejemos de reconocer tanto en el afuera para mirarnos e incluirnos a nosotros como parte de un todo, que podamos pasar del conociendo al reconociendo y luego del reconociendo al "reconociéndonos" como herramientas fundamentales para que el resultado del partido pueda darse vuelta.
Quisiera aprender a hacerme cargo de mis intolerancias, de mi violencia, indiferencia e incluirme responsablemente para después exigir para afuera; pienso que esto suele resultarnos difícil porque está arraigado en la identidad Argentina el sentirnos víctimas de todo lo que pasa, poner en los otros la responsabilidad y despotricar para afuera, esperando que ocurra un milagro que cambie todo.
En psicoterapia Gestalt cuando aparecen proyecciones se trabaja para que el paciente se percate de ellas y pueda pensar que tienen que ver con él aquellas cosas que le molestan, e identifica fácilmente en el otro, para así rescatarlas y aprovecharlas en su propio proceso, para su crecimiento personal ; Quizás de un modo aproximado cada cual puede identificar que le irrita de la sociedad y ver que ocurre cuando a esos reclamos , que pareciera que nadie escucha, los rebotamos hacia nosotros y tratamos de ver que ocurre con aquello que tanto nos molesta afuera, en el seno más intimo, en nuestro mundo interno, con nuestras relaciones más cercanas, con los amigos y después con el resto de las personas que conforman el mundo, en vez de ir de afuera para adentro invertir el camino y empezar por uno, viendo que para entender al otro primero hay que conocerse a uno mismo, haciendonos cargo de como queremos vivir la película que no por casualidad a cada uno de nosotros nos toca vivir, podemos mirarla muy cómodamente desde una butaca reclinable o implicarnos en ella.
Estoy seguro que podemos aprender a estar mejor en el tiempo que nos toque transitar por estos pagos, estoy convencido de que el camino para lograrlo es "reconociéndonos" para recién ahí sanar nuestras heridas como "compañeros de vida"

Mauricio J. Strugo (Boletin electronico 14 - Mayo 2008)

El Amor no es ciego...


O no debería serlo... Muchas veces pensamos que por amor cualquier cosa es justificable, aceptamos que en nombre del amor nos sometan a cosas que nada tienen que ver con sus principios.
Nos enseñaron que “el amor es ciego” y por esa ceguera nunca pudimos detenernos a reflexionar.
En este artículo los invito a abrir los ojos, pero no solamente en cuanto órganos visuales, sino en cuanto ventanas que nos permiten ver retazos del alma. Los invito a tratar de quebrar con este mito de ceguera, sabiendo que romper con mitos en una sociedad tan estructurada como la nuestra, no es nada fácil.
En principio podemos decir que el amor es poder disfrutar junto al otro, nada tiene que ver con cuanto estoy dispuesto a sufrir por el otro o cuanto soy capaz de renunciar a mi.
Justamente amar, es tener la capacidad de ver a una persona tal cual es, teniendo conciencia de su individualidad única, es preocuparnos mas que nada porque la otra persona crezca y se desarrolle como es.
Pero en el amor nos encontramos con la paradoja de que dos seres se convierten en uno y no obstante siguen siendo dos.
¿Cómo entendemos esto? Lo podemos entender si pensamos que amar a otra persona no es perder nuestra propia identidad, ni tratar que el otro la pierda, es compartir un espacio en que nos volvemos “uno” si aceptamos al otro con las cosas que nos gustan pero también con sus defectos.
Amar no significa tener a la otra persona agarrada a nosotros, sino justamente lo contrario, pues quien realmente ama respeta la libertad, suya y de la otra persona, intenta entender cuando su pareja le dice que las cosas ya no marchan, no quiere decir que no sufra por todo esto, pero deja la puerta abierta todos los días invitando a la otra persona a que este con el por amor, pues es muy triste que la otra persona se quede con nosotros por obligación.
Quizás una frase nos ayude a tratar de entender esto; la escribió Fritz Perls el creador de la terapia Gestática, y puede ser aplicable no solamente al amor, sino para todas las relaciones humanas.

“Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo.
No estoy en este mundo para llenar tus expectativas.
Y tú no estas para llenar las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Y si por casualidad nos encontramos es hermoso.
Si no, no puede remediarse”.

Antes de finalizar resulta pertinente aclarar un punto mas, y es la diferencia entre el estar enamorados y amar.
Estar enamorados es hermoso, es pensar en la otra persona en todo momento, es estar con la otra persona y sentir que el corazón esta contento, es idealizar al otro. Pero imagínense ustedes si en nuestras vidas todo el tiempo estuviésemos enamorados. ¿Podríamos realizar las tareas cotidianas? ¿Podríamos relacionarnos con otras personas?
El enamoramiento es un instante largo o corto, que no necesariamente se da al inicio de una relación y después desaparece, sino que puede (y eso es lo hermoso) aparecer siempre, en cualquier momento de la relación. No tiene que ver con algo de la juventud, estar enamorados es un patrimonio de todos los humanos y además puede manifestarse de diferentes formas.
El amor no es para nada opuesto al enamoramiento, pero significa el momento en que podemos quitarnos la ceguera que produce el enamoramiento, podemos dejar el parche de fascinación por la otra persona y permitirnos pensar al otro como a alguien a quien amo como realmente es, con sus diferencias, permitiéndome, a veces discutir si es necesario, pero siendo también necesario llegar a un acuerdo.
Así podemos hablar de amor en el sentido de la madurez que alcanza una pareja, madurez que permitirá que siempre reaparezcan el enamoramiento।

Mauricio J. Strugo (Enero 2008- boletin electrónico n 11)

Balances de fin de año


Llega el calorcito, las flores muestran con orgullo sus colores más fuertes y a lo lejos casi todas las noches sentimos estruendos, que al instante nos asustan pero que luego comprendemos, tienen que ver con algún festejo, y si nos acercamos a la ventana con suerte podremos disfrutar de un espectáculo de fuegos artificiales sin costo alguno.

A medida que vamos entrando en Diciembre y mucho más cuando se acerca el final de esté mes, nos invitan a despedidas, brindis y reuniones para festejar el cierre y la apertura de un nuevo ciclo.

Nuestro cuerpo mismo parece que sabiamente conoce esta época, ya que llegamos cansados, sin fuerzas y con ganas de tirarnos una semana a hacer nada. El clima caluroso, más el encuentro con la disminución de actividades como parte de nuestra rutina diaria nos obligan a algo que nos resulta no tan familiar ni cómodo como es el estar en compañía de nuestros seres queridos y de nosotros mismos; he escuchado muchas veces cuando llega este momento el ¿Y ahora que hago? En contraposición a la frase/mochila que nos acompaña todo el año ¡No doy más necesito parar! Pareciera que funcionamos así cuando tenemos blanco queremos negro y cuando tenemos negro otra vez queremos blanco ¿no? Pues bien aunque querramos llenarnos de actividades como caparazones para no encontrarnos con la incertidumbre de no tener nada que hacer y tener que vernos las con nosotros mismos, así será, como la inevitable realidad de ver que crecemos y envejecemos aunque renegemos de ello. Podremos inventarnos ocupaciones y excusas pero igual el mismo ritmo de esta época hará que tengamos que frenar al menos un poco. Disminuyendo la velocidad con suerte nos demos cuenta que es una linda oportunidad para compartir algo más que la charla apurada de antes de dormir que producto de la amansadora rutinaria a veces es el único contacto con los otros, quizás podamos aprovechar para poner nuestras energías (mucho mas relajadas que en el trabajo) al servicio de la creatividad (que todos tenemos) para acercarnos más a nuestras parejas, hijos,hermanos, amigos y que la actividad sean ellos, o seamos yo y el que quiera prenderse para compartir un juego sin demasiadas reglas, con la única consigna de ser espontáneos.

Con respecto al encuentro con nosotros mismos también podemos aprovechar esta época para mirarnos en un espejo mas profundo que el que tenemos colgado en nuestros baños, tal vez podríamos aprovechar esta etapa en la que naturalmente algunas cosas se cierran para revisar nuestros asuntos inconclusos y ver que necesitamos para seguir adelante de la manera más saludable que nos sea posible, intentando cerrar lo que sea posible y lo que de alguna manera dependa de nosotros y siendo conscientes (sin hacer trampa) que algunas cosas no podrán cerrarse tan fácilmente porque necesitan tiempo para curarse y seguir adelante, no olvidando sino pudiendo vivir con el recuerdo. Quizás sea un buen momento para valorar que nos fue dado un año más de presencia en este momento del mundo y de la historia de la humanidad, mientras que otros ya no están; tal vez en homenaje a ese ser querido podamos entender el valor de pensar que cada día es único e irrepetible y que frente a pronósticos muy bien fundamentados basados en el no cuidado del planeta y en las guerras tenemos el regalo de existir y ser protagonistas un año más.

Propongo que por cada cosa que pensamos que no pudimos, que no salió o que nos falta también pensemos en aquellos que sí salió bien, que si conseguimos; bastará con abrir un poco más los ojos y mirar de verdad, sin engañarnos con tanta cabeza.

Es mi deseo que este cierre y comienzo de año lleguen a cada uno brindando sin perder la conciencia del momento de pasaje de un año a otro.

Mauricio J. Strugo (Diciembre 2007- boletín electrónico 10)

La violencia (de los otros)


Prendo la televisión y hay un hecho de violencia, abro el diario al azar y encuentro otro hecho relacionado con la violencia, en la radio escucho que asesinaron a alguien; recibo un bombardeo de información relacionado con está temática y aunque de tanto escuchar/mirar/leer acerca de ella parece algo familiar, me niego a aceptarlo.

A veces tengo la sensación de estar en una telaraña, en un entramado en el que la palabra "violencia" es la reina de casi todas las conversaciones; ¿Viste a quién mataron?, ¿Sabes que tal estuvo en el medio de un tiroteo? ¿Vos también recibiste un llamado en el que te decían que tenían a tu hijo y que querían algún dato tuyo a cambio?, Carlos iba hablando por celular y se lo manotearon; A la hija del vecino la violaron cuando volvía del trabajo; Mi hijo intentó defender a una chica en el boliche a la que varios chicos molestaban y me llamaron del hospital esa madrugada, A nuestra vecina de 80 años le entraron a robar y la ataron a su cama; lamentablemente puedo seguir escribiendo muchos más ejemplos pero a medida que van saliendo uno a uno me angustio pensando en cuán acostumbrado estoy, y creo estamos como sociedad, a vivir con esto, es tanto nuestro convivir cotidiano con esta realidad que hasta ampliamos nuestro vocabulario incluyendo la jerga particular que se maneja en esos ámbitos.

Sería fácil, como hacemos habitualmente, culpar de esto a la gente de clases sociales bajas, a la droga, a la juventud (que para muchos esta perdida), a las escuelas, e incluso a nuestros gobiernos y gobernantes, está es una opción, una mirada en la que muchos se quedan quizás por no hacer el esfuerzo de ir un poco más allá, quizás por el desborde que la situación esta provocando en todos o quizás porque culpar al otro de todo lo que nos pasa es la mejor manera de no hacernos cargo de que el problema es nuestro ¿Como? Yo no tengo nada que ver, yo nunca robe, mate, secuestre a nadie, dirán muchos; Otros tal vez podrán intentar, como estoy intentando hacer yo en este momento, mostrar que todos somos partes de esta sociedad y de los acontecimientos que en ella suceden, lo lamentable es que en muchas oportunidades para hacernos cargo del problema tenemos que transitar por algún hecho extremo para salir y prevenir a otros.

La violencia puede ser vista como un síntoma, como una enfermedad que está desbastando a la Argentina; observen sino lo asustada que camina la gente, prueben rozar a alguien cuando caminan y verán el miedo que hay en todos.

Creo que la mejor manera de curar esta enfermedad es tener en cuenta como primera medida que todos vivimos atravesados por la violencia, no sólo porque nos hicieron algo a nosotros, sino pensando acerca de nuestra propia violencia, que insisto es más difícil ver y asumir que la que vemos afuera, en los demás.

Violento no solo es el que pega, el que agrede, somos violentos cuando manejamos, somos violentos cuando vemos una persona mayor subir al autobús y no cedemos nuestro asiento, somos violentos cuando se produce un embotellamiento y empezamos a tocar bocina como locos, somos violentos cuando ignoramos al otro, somos violentos cuando sabemos que el otro nos necesita y nos borramos, somos violentos cuando ignoramos las sabias palabras de los mayores, somos violentos cuando queremos tener razón, somos violentos cuando manejamos y vemos que alguien está intentando cruzar la calle y no nos interesa salvo por nuestro auto, somos violentos cuando sacamos a nuestro perro y hace sus necesidades en la calle y no nos importa que el otro las pise. ¿SOMOS VIOLENTOS?

No se ustedes pero en el último tiempo tengo la sensación de que todas las personas viven al límite de la tolerancia, nerviosas, irritables y ante la menor discusión las cosas pueden pasar a mayores, enseguida las cosas se calientan de tal manera que el motivo de la discusión pasa a no tener importancia frente a la posibilidad certera de perder la vida.

No sé si va a pasar este difícil momento que nos toca vivir, lo que sí estoy convencido es de que en la medida que sigamos culpando solo a los otros de lo que sucede en nuestro mundo, sociedad, trabajo, compañeros, amigos, familia y no seamos consientes que nosotros estamos incluidos en esta telaraña, va a ser complicado zafar de esto.

Ojalá mis hijos puedan andar en bicicleta como lo hacía yo, ojalá puedan salir con amigos, disfrutar de la naturaleza, caminar por las calles, jugar al carnaval ya la pelota. ¡Que lindos recuerdos! ¡Que lindos deseos! OJALÁ

Mauricio J. Strugo (boletin electrónico n° 8 Noviembre 2007)

Maldita Adolescencia




Preocupado, intentando ocuparme de esto que me pasa, me aparece cierta inquietud, angustia por no saber que hacer ante tantos adolescentes que quieren ser escuchados, e imposibilitados de usar la palabra recurren a hacerse daño mediante el uso de síntomas o maneras de expresarse que poco tienen que ver con la vida y el crecer.
Más que desde mi lugar de psicólogo, me conecto con mi propia adolescencia, resueno con su sed de hablar, de expresarse y de lo hermoso y contagioso que resulta cuando vemos todo lo que el adolescente tiene para regalarnos.
Resulta muy fácil saber todos los prejuicios que hay con respecto a esta etapa: “Están todos perdidos”, “No hay futuro”; “no les importa nada”, “Son unos huecos”; y puedo darme cuenta de cuanto y cuan pesado es todo lo que se proyecta en ellos sin entenderlos, sin respetar su proceso y sus individualidades.
En mi propio proceso de pasaje de la adolescencia a la adultez, en estos momentos de mi vida, siento la necesidad, viendo un poco para atrás, hincándome en el presente y empezando a despedirme de esta etapa, de decir algunas cosas, de tomar la batuta como se dice y de expresarme.
Si el adolescente es rebelde es por algo, quizás tendríamos que escuchar un poco más a estas alarmas protestonas, para observar, sacándonos esos lentes gruñones, que están percibiendo que como adultos no podemos ver.
Quizás si dejamos de acusar de que no escuchan o no hacen caso y ocupamos la estrategia de acercarnos dándoles la libertad de decir lo que quieren y les mostramos respeto como el que pretendemos nos sorprenda lo interesante que puede ser la visión de una persona que se permite cambiar todo el tiempo de visiones de la vida, de ídolos, de proyectos pasando por la experiencia de cada lugar para después elegir donde quedarse cuando decida hacerlo, podamos aprender algunas cosas, como ellos aprenderán de nosotros a elegir y sostener cuando sea tiempo de hacerlo pero no antes.
¿Ustedes creen que a los adolescentes a quienes les dicen que el futuro depende de ellos no les duele ver como está quedando el mundo que van a recibir para hacerse cargo? ¿Ustedes creen que la violencia que tanto nos sorprende en las escuelas y en otros lugares de adolescentes nada tiene que ver con lo que ocurre fuera de esos ámbitos y entre adultos en todo el mundo?
No se imaginan cuanto duele ser adolescente en una etapa de transición en la que les piden que sean más adultos cuando los propios adultos muestran que resuelven las cosas como niños malcriados.
Ojala podamos concentrarnos más en acercarnos y abrazar a nuestros hijos que en impartir lecciones; creo que si lo hacemos recién ahí este ser acusado de rebelde sin causa, que ahora espero que comprendan que tiene bastante causa para serlo, podrá escucharnos. Piensen como hijos cuanto más hubiesen escuchado a sus padres si lo que les decía iba acompañado de una palmada, un abrazo o un “te quiero”

Mauricio J. Strugo


(Octubre 2007 boletin 8)


Generación Y (los jóvenes de hoy)

Hace poco empecé a encontrarme con distintos textos que hablaban acerca de esta nueva denominación con la que se clasificaba a los jóvenes de la actualidad. Fue en el momento justo porque hace un tiempo vengo preguntándome si la perdida de ideologías a partir de mi generación era algo propio del ser adolescentes en este contexto actual o no había ningún movimiento lo suficientemente interesante para sentirse identificado y apoyar. Antes cuando nuestros padres eran adolescentes sabían a que ismo pertenecían, se decía que tenían ideales y vivían en base a ellos; hasta tal punto estaban comprometidos al movimiento al que pertenecían que defendían fervientemente sus ideas frente a quién tuvieran que hacerlo, a veces sin importar las consecuencias.

Hoy todo pasa rápido y todavía no termino de darme cuenta si es por la velocidad del mundo o por intención de quienes lo habitamos.

En esa vertiginosa manera de transitar los días también entran los adolescentes de cuya etapa hasta hace poco se decía que era una transición del ser niños a ser adultos, pero que hoy si queremos realmente hacer una análisis de nuestra sociedad tenemos que tomar en cuenta como una etapa muy influyente.

¿En qué andan los adolescentes de hoy? ¿Qué sienten? ¿Qué les pasa? Probablemente mis respuestas estén influidas por mi cercanía a la adolescencia ya que hoy en día se habla de adolescencia tardía y entonces de alguna manera recién estoy saliendo de ella; Desde ahí puedo decir tratando de contestar algo de estas preguntas que los adolescentes que crecieron en estas últimas décadas se acostumbraron de alguna manera a vivir solos, aprendieron a vivir con el televisor y la computadora como integrantes de la familia, interactuando con ellos a veces aún mas que con otros miembros del clan familiar, trayendo esto como consecuencia muchas dificultades para vincularse en todas sus relaciones humanas ya que aprenden a comunicarse más por vía cibernética que a través del dialogo presencial en el que uno recibe gestos, usa el cuerpo y enriquece lo que dice con todo un arsenal comunicativo que se pierde cuando se hace con monitores como filtro.

Cuando tengo la posibilidad de acompañar en un proceso terapéutico a algunos adolescentes de 13 a 20 años o cuando simplemente tengo la oportunidad de dialogar con ellos puedo ver, cuando después de un tiempo empezamos a quebrar esa capa superficial de la que los acusan sin preguntarse para que les sirve, el vacío que sienten en sus vidas y cuán necesario es para ellos ser escuchados y respetados en sus maneras de ver el mundo; me encuentro con personitas que por estar más cercanas a la niñez pueden ser mucho más creativas que los adultos, que para resolver una cuestión nos ahogamos en un vaso de agua. Cuando se les da la posibilidad de manifestar lo que sienten es como una olla que se destapa y fluyen sentimientos auténticos que muestran cuanto quieren formar parte de este mundo y cuán difícil les resulta entenderlo y que los entiendan.

Estoy convencido por mi experiencia personal y por el compartir que la mejor ayuda que puede recibir un joven en estos tiempos es el acompañamiento, la enseñanza del diálogo aunque al principio se niegue a el (y como no hacerlo si no se les enseñó).

Basta de acusar a la juventud de hueca si no hay contenidos que resulten atractivos, o si en cada cosa importante que sucede no nos detenemos lo suficiente, basta de acusar a los medios masivos de comunicación, a la tecnología o a Internet si nosotros como adultos no generamos un espacio donde podamos comunicar no solo lecciones de vida sino también nuestros errores, dolores y sentimientos.

Mauricio J. Strugo
(Octubre 2007 boletin n°8)

PARA VIVIR GESTALTICAMENTE

  • Vive ahora. Preocúpate del presente antes que del pasado o del futuro.
  • Vive aquí. Ocúpate de lo que está presente antes de lo que está ausente.
  • Deja de imaginar cosas. Experimenta lo real
  • Deja de pensar en cosas innecesarias. En lugar de ello, gusta y mira.
  • Expresa en vez de manipular, explicar, justificar o juzgar. ¨ Entrégate a la desazón y al dolor de la misma manera en que te entregas al placer. No limites tuc conciencia.
  • No aceptes otros deberes ni deberías más que los que tu te impongas. No adores a ídolo alguno.
  • Asume plena responsabilidad por tus acciones, sentimientos y pensamientos.
  • Acepta ser como eres.




Aprendiendo a volar (vivir)


Avanzo lentamente, tres pasos y pego un salto, lo hago despacio porque me quedo pensando en el golpe que me voy a dar por hacer esta estupidez, caigo cerca del lugar desde donde empecé sin sufrir más que un pequeño golpe.
Me decido a intentarlo de nuevo, esta vez pienso menos, estoy casi decidido a hacerlo pero alguien me detiene, me aconseja que es una imprudencia, que es mejor quedarse con lo que uno es y no explorar nuevos horizontes, entonces me digo que quizás esté en lo cierto y bajo mi cabeza rendido.
Pero luego pienso que esa persona que me aconsejó, no soy yo, quizás él ni siquiera sepa porque quiero saltar, aunque el otro lado me da un poco de miedo por ser desconocido, sé que quiero intentarlo.
No me animó, es difícil intentarlo, implicará un cambio muy grande en mi vida; y que pasa si luego de saltar me arrepiento y quiero volver atrás ¿Puedo hacerlo? Depende de cuán grande sea el salto que des, quizás te convenga saltar unos metros, y si sientes que todavía no estas lo suficientemente preparado podrás volver atrás, pero habiendo experimentado, que se siente estar un poquito mas adelante, en un lugar distinto al que estabas. En realidad puedes avanzar mucho y luego retroceder pues, aunque siempre te digan que tienes que ir para adelante, arrepentirse no es signo de derrota, nadie té quita la experiencia que obtuviste de cada uno de los saltos que realizaste, y si no es lo que esperabas, seguramente algún aprendizaje extraerás de aquella experiencia.
Observa a los pájaros, fíjate como vuelan, como se trasladan de un lugar a otro, a veces los admiro, pienso que sería lindo tener la facilidad que tienen ellos para ir donde se les antoja. Que bueno sería poder trasladarnos a otros lugares, a otras maneras de ver las cosas o de relacionarnos con los demás, sin sentir que por ello dejamos una parte nuestra.
Después de todo el tiempo que me llevó decirme esto, cuando finalmente estoy decidido a saltar, tomo carrera y cuando quiero iniciar el despegue me doy cuenta que mi cuerpo ya no puede hacerlo, me siento viejo y sin fuerzas, así que tomo un taxi hacia el aeropuerto y subo a una avión; me encuentro volando muy alto, miro las nubes por las ventanillas y sonrió pensando que finalmente me atreví a dar este salto aunque con ayuda de la tecnología.

Mauricio J. Strugo (boletin 7 septiembre 2007)

¿Porque no vas al psicologo? ¡Porque no estoy loco!


Cuantas veces escuchamos esta respuesta cuando aconsejamos a alguien esta opción. Ahora que se repita constantemente en el discurso social no quiere decir que sea una verdad.
Es necesario darnos cuenta que nos encontramos, con este tipo de respuestas, rondando el campo de los prejuicios, que son ideas internalizadas de discursos ajenos, que sin ser sometidas al pensamiento, uno adopta como propias. Basta que cada uno de nosotros piense un poco para darse cuenta que todos tenemos algunos prejuicios.
En este artículo es mi objetivo, primero dar cuenta que nos encontramos, como ya lo empecé a decir, ante una respuesta prejuiciosa; y seguidamente me gustaría someter a este prejuicio al pensamiento, para que luego, cada uno pueda obtener sus propias conclusiones.
La Psicología entre otras cosas se ocupa del sufrimiento psíquico. La ansiedad, el miedo, la angustia, el pánico, el duelo, la culpa y otros fenómenos psíquicos, juegan una mala pasada a todas las personas; uno puede sentir miedo y no por eso ser un loco, pero la cuestión de la locura es compleja, en realidad lo que quiero decir con esto es que la psicología al ocuparse por ejemplo del sufrimiento psíquico trabaja con algo que es propio de la humanidad y no patrimonio exclusivo de una enfermedad mental, aunque en estas, estos fenómenos tienen una significación especial.
Quién diga que en su vida nunca sintió nada de este orden, nos esta ocultando algo que compartimos todos, aunque no de la misma forma. ¿Es que como no querer no hablar del sufrimiento? Si en esta sociedad del “llame ya” y también del “soluciónelo ya” nos acostumbran, desde siempre, a seguir para adelante, a no caer, porque el que tropieza, es débil, el que deja de producir ya no sirve.
Pero el dolor psíquico, no es como un dolor de estomago, que cede y ya; este sufrimiento requiere de un tiempo diferente al que nos propone la rutina diaria. Además de nada nos sirve ocultar lo que nos pasa defendiéndonos bajo la formula de “eso es para locos”.
La psicología ofrece la posibilidad de un espacio en el cual esta permitido sufrir, pero que debemos aprovechar para entender lo que nos pasa y así poder elaborarlo, que no quiere decir para nada, olvidarse del problema, sino correr aquella piedra que no nos deja continuar el camino, en vez de saltarla.
Ahora bien, así como me parece que cuando un problema nos excede es necesario asesorarnos con un profesional, sostengo la idea de que la psicología o el psicólogo, no debe ser una muleta sobre la cual tengamos que apoyarnos por el resto de nuestras vidas; siempre habrá sufrimientos, algunos más soportables que otros, y para cada persona será difícil establecer cual será el sufrimiento más tolerable y él menos, pero habrá situaciones dolorosas que podremos tramitar con ayuda de la familia, de nuestros amigos o de nuestra pareja y otros que nos excedan y en las que sea necesario consultar un profesional.
Entonces, cuando tomamos la decisión de consultar a un psicólogo, no debemos sentirnos diferentes, el reconocer que algo nos pasa y demandar ayuda, muy por el contrario de lo que nos hacen creer, es signo de una futura madurez.
Mauricio J. Strugo (Septiembre 2007 boletin 7)

Comiendose la vida

Me detengo un momento a observar ese color que nunca antes me había percatado que tenía este producto, lo huelo y dejo primero que me atraiga por sus fragancias y sus colores, luego empiezo a tocarlo y también siento la textura; y entonces sí, empiezo a masticar y con cada mordida siento el sabor, el gusto que tiene esa porción, trituro cada bocado sabiendo que eso que estoy comiendo pasará a formar parte de mi ser.
¿Cuantas veces en nuestras comidas hemos dedicado aunque sea cinco minutos a registrar lo que estamos por ingerir y nos dimos la posibilidad de ser conscientes que lo que comemos se constituirá en un combustible para nuestro vivir diario? ¿Cuanta comida hemos tragado por el sólo hecho de cumplir con el almuerzo y cena sin sentir siquiera gusto?
Sugiero a todos hacer el experimento de comer más despacio, de disfrutar de cada bocado que se ingiere; verán que la comida de esta manera no engorda de la misma manera que cuando tragamos en automático cómo si fuésemos ese personaje de un juego clásico llamado pacman.
Ahora bien, entrando un poco más en el terreno de lo psicológico, podría decir (y seguramente todos coincidirán) que no sólo de comida nos llenamos; muchas veces junto con la comida o por separado tragamos un montón de cosas.
Para vivir en sociedad, nos enseñaron que no hay que expresar todo lo que pensamos y mucho menos aún lo que sentimos, para conducirse correctamente hay que saber comportarse cumpliendo con todos los mandatos que nos cuelgan: "los hombres no lloran", "tenes que ser fuerte", "hay que formar una familia, tener un buen auto y tener el futuro organizado", " a los 18 tenes que empezar una carrera universitaria", "las mujeres tienen que atender a los hombres", "si te acostas con muchas chicas sos un macho", "demostrar afecto a un amigo es signo de poca hombría", "las mujeres no pueden opinar sobre fútbol", "el hombre tiene la obligación de trabajar, la mujer puede optar", "disfrutar de un momento sin hacer nada es perder el tiempo", "hay que ser productivo", "hay que seguir adelante, la vida continua"; y podría seguir y seguir pensando muchos otros mandatos que alguna vez un maestro, nuestros padres, algún familiar, un par o algún medio de comunicación hizo que incorporemos sin que pase por una selección conciente de nuestro ser; a estos mandatos que pasan a formar parte de nosotros se los conoce como introyectos, y no es que sean una mala palabra sino que tienen que ver con la constitución de una estructura que nos permite vivir o decidir. El tema es lo que sucede cuando incorporamos un introyecto sin realmente pensar si queremos hacerlo; es como tragar un pedazo de carne sin masticarlo y trituralo bien primero (recuerden, si alguna vez les ocurrió algo de esto) nos atoramos, nos sentimos mal, "nos cae pesado", al igual que cuando hacemos y vivimos según mandatos que hemos incorporados sin hacer el ejercicio de masticar y digerir cada cosa para ver si elegimos incorporarla a nuestro modelo; esto sería darnos la oportunidad de pensar que cosa hacemos desde el orden de los "debería" para decidir si de verdad lo deseamos; por ejemplo: "debo ser un buen hijo" es algo que quizás tenemos incorporado porque socialmente nos enseñaron que hay que respetar a los padres y agradecerles por nuestra existencia, pero si lo hacemos desde la obligación aparece la duda y la culpa y hasta muchas veces el hacer para no ir en contra de lo establecido, pero entonces nos olvidamos de la elección y del placer de decir: "yo quiero ser un buen hijo", elijo hacerlo porque me siento bien y no para cumplir con las expectativas de nadie más que las mías.
En cuanto a los sentimientos, podemos darnos cuenta que nuestro sistema digestivo, en especial el estómago, constituye un gran indicador de cómo estamos o qué nos pasa: cuando tenemos miedo, bronca, angustia o estamos nerviosos, nos duele, decimos que se nos cierra la panza, o con la ansiedad contrariamente comemos sin importar que.
Muchos síntomas y enfermedades que involucran al sistema digestivo pueden ser perfectamente asociables al estado de ánimo que tenemos en ese momento: úlceras, descomposturas, vómitos, colon irritable, diarreas crónicas, hemorroides, son algunas de las que se me ocurren. Muchas veces pueden ser aprovechados para ver qué no estamos pudiendo expresar, qué nos preocupa en exceso, qué está pasando en nuestro entorno y revisar un poco nuestros vínculos con los demás.
A lo mejor contrario a lo que se cree todo el tiempo acerca de que son los adultos los que educan, tengamos que dedicarnos a aprender de los niños ya que ellos no necesitan tantas complicaciones para expresar lo que necesitan y lo que sienten. Si nos permitimos aunque sea un momento conectarnos con aquella época y empezar a elegir como lo hacen ellos podríamos ser conscientes de cuantas cosas tóxicas incorporamos a nuestro ser en vez de nutrirnos con lo que elegimos; y a partir de allí cada vez que comamos algo sentir que nos ALIMENTAMOS para vivir un día más razonando, sintiendo y existiendo, y no vivir para comer sino comer para vivir.

Mauricio J. Strugo ( boletin electrónico 6 Agosto 2007)

PAREJA DESPAREJA SE EMPAREJA Y SE DESEMPAREJA y se vuelve a EMPAREJAR









Siempre me resulto muy interesante detenerme en las palabras y sus significados, muchas veces usamos términos sin pensar en el contenido de las letras que dan formas a estas. Una de esas palabras que usamos habitualmente es "pareja" y por lo menos aquí, el sentido con el que quiero utilizarla es el de dos personas que se unen en un vínculo afectivo. Prestando mayor atención a esta palabra, me permito preguntarme si en la unión afectiva de dos personas este término es aplicable. ¿Es parejo el vínculo? ¿Es pareja la relación? ¿Son parejas las personas que forman parte de esta unión? Y me surgen muchas preguntas en relación a este modo de llamar a este tipo de vínculo, pero así como preguntas espero un rato a ver si se asoman algunas respuestas así salgo de este lío que me cause; y empiezan a fluir algunas cosas que me pueden ayudar. Creo que no hay ninguna persona igual a otra, habrá gente que pueda tener algunos pensamientos y gustos compartidos, puede hasta haber dos personas que parezcan identicas, pero siempre habrá algo propio de cada uno que lo diferencie de los demás y lo haga único. Entonces ¿Cómo es posible que desde lo desparejo (diferente) de cada uno, dos personas puedan constituirse en un vínculo llamado "pareja"? Pues bien, creo que el estar con otra persona es una elección, y como tal un acto responsable, en el cuál cuando uno está dispuesto a sostener una relación de amor con la otra persona no es que sacrifica su diferencia en pos de ser pareja, pero si tiene que buscar que hacer para emparejarse y constituir una pareja, lo complejo se da cuando ninguno quiere ceder ni un poco de lo que es, y cada uno se queda en su trinchera, es probable que todo empiece a ser tan desparejo que será imposible emparejar.
Una Pareja es algo sumamente complicado de constituir, pienso que la idea de ser o estar parejos es algo que se da por momentos, en los que hay armonía en el vínculo, lo visualizo más como una búsqueda, algo dinámico a lo que aspiramos y nos hace entusiasmarnos en relación al otro, intentando hacer cosas para emparejarnos, y es precisamente esto, si abrimos bien los ojos, lo que nos hace salir de la rutina; si le encontráramos la vuelta y nos emparejaramos, ya sabríamos que hacer, como movernos, y no seríamos diferentes a una computadora.
Para intentar constituirse en una pareja entonces hay que estar en el camino de emparejarse; esto no significa que ambos tienen que llegar a hacer y ser iguales; cada una de las partes sabrá cuál es su rol, conversará con la otra parte acerca de que necesita para si mismo y lo que puede poner para la relación.
Probablemente habrá que ajustar las tuercas muchas veces, pero sí tenemos claro que queremos con esa persona, entonces valdrá la pena hacerlo, tomando cada ajuste como un momento de crecimiento no solo de la pareja sino también de cada miembro que la conforma, porque también es importante aclarar que las diferencias están no solo para enojarnos o separarnos, sino como posibilidad de ver que tiene esta persona que está a mi lado (no por casualidad) para enseñarme por el tiempo que estemos juntos.
Deseo que quienes pasen por esta experiencia aprovechen el tiempo compartido para nutrirse, resguardándose de tantas cosas tóxicas que provienen del afuera.

Mauricio J. Strugo



(Boletin electronico 5 julio 2007)

Padres


¿PADRES?
¿Por qué esta palabra con signos de pregunta? Porque ser padres no es simplemente parir un hijo, no es solo darle el apellido a alguien, tampoco significa cumplir con las obligaciones civiles solamente.
Una de las cosas que diferencian al hombre del animal en sus primeros meses de vida, es que el animal puede subsistir sin la presencia de otros, puede proveerse alimento y cumplir con otras necesidades básicas, en cambio el hombre necesita de otro que le provea todo esto, y que además de atender a sus necesidades básicas, le proporcione otras cosas, si esto no sucede el niño muere, por más cruel que esto parezca.
Este algo más, es aquello que hace que ser padres sea algo más complejo que parir un hijo.
No hay un manual para padres que nos diga que hacer en cada caso; y si este existiese siempre nos equivocaríamos al querer utilizarlo, porque no existe un prototipo de padres, ni tampoco hijos iguales a los cuales educar de la misma manera.
Sin embargo, podemos intentar comprender todas estas cuestiones despegándonos un poco de aquellas justificaciones, que aunque sirven para que podamos dormir mejor, no nos traen beneficios en nuestras relaciones humanas.
Ser padres desde la sociedad, significa cumplir un rol, el de educar, para que este niño que llega al mundo pueda vivir adaptado a las normas sociales, pero ¿No les parece que ser padres implica mucho más que cumplir con este rol? No digo que esta no sea una función importante, pero creo que todos aquellos que son padres, saben que no se trata solamente de educación, sino no habría diferencias entre un maestro y un padre.
Cuando una pareja, o una persona decide tener un hijo, desde ese momento este ya empieza a existir, aunque todavía no posea un cuerpo, siquiera un nombre; desde antes del nacimiento ya hay una persona que se irá gestando, que percibirá sensaciones y que aunque quizás no entienda todavía nuestro lenguaje, recibirá mensajes.
El ser padres es un sentimiento, se podría decir que es un deseo de “adoptar” a otra persona como hijo, y no tengamos miedo de utilizar la palabra adopción, pues cuando uno quiere ser padre, ya sea de un hijo concebido por una pareja naturalmente, o valga la redundancia, cuando ambos deciden adoptar por vía legal a un niño, en ambos casos no existe diferencia en cuanto a que, para ser padres debemos adoptar a otra persona como hijo nuestro y brindarnos a él, otra manera de decirlo sería que debemos “ahijar” a ese niño.
Porque si esto no pasa, entonces ser padres es solamente una ficción que jugamos para que se nos permita ser parte de la sociedad, aunque me cueste reconocer que existen personas de esta índole.
Cuando uno es padre desde este lugar, es cuando se anima a equivocarse, cuando se anima a soltar los manuales, que aunque dije antes que no existen, se pueden conseguir lamentablemente.
Uno no puede calcular ni predecir, porque en esto participa poco la razón, más bien hay un predominio del AMOR
Es que cuando una persona siente estas cosas en vez de pensarlas tanto, puede disfrutar de la paternidad, puede ser espontáneo y entonces aprender junto a cada hijo, el oficio, nada simple, pero muy gratificante de SER PADRES, dándoles a cada hijo todas nuestras enseñanzas, fortalezas y también debilidades, para que ellos aprendan a conducirse en su propia vida, tomando lo que ellos quieran llevarse de nosotros, solo eso y nada más, seguramente siempre será mucho más de lo que podemos alcanzar a ver.

Mauricio J. Strugo
(boletin electronico n°4 junio 2007)

El luchador y su Ultima Batalla






El luchador y si ultima batalla: sus recuerdos
Cuando empieces a leer esto quizás para mí ya no tenga sentido seguir luchando, tal vez esto que voy a contarte parezca una historia de esas que solo aparecen en los libros.
Me considero un luchador, porque viví diferentes batallas, y seguramente entenderás todo esto cuando puedas no solo leerme y escucharme, sino sentirme, dándote cuenta el porque soy un luchador, pero todos los somos de alguna manera ¿O no?
Seguramente habrá gente que al empezar a leer esto no se anime a sentirme, habrá otros que dirán que todas son patrañas. A estos últimos los invito a que vean mi numero de documento, que no es un simple papel, sino que lo llevo conmigo siempre, en mi propio cuerpo, como una marca imborrable que no son solo números sino que invocan cosas que no se si quiero recordar, aunque a veces, cuando cieno mis ojos, oigo gritos y un idioma que intento olvidar.
En estos momentos para muchos soy solo un estorbo, otro me tienen lastima y algunos me miran raro.
Soy jubilado, vivo en la Argentina y ya todos saben que es ser jubilado por estos pagos. A este país llegué cuando tenía 15 años, vivo con $150 de jubilación y algo de plata que me manda mi hijo de vez en cuando.
Mí castellano parece gracioso, hay gente que me pregunta porque hablo así y yo solo les contesto que hace mucho tiempo vivía lejos de aquí y que de muy joven me vine a la Argentina y todavía, me es inevitable confundirme en castellano.
Hasta los 15 años tuve el mismo nombre, era Jacob Yalom, Cuando vine a la Argentina me lo cambiaron por el de Jacobo y al poco tiempo todo el mundo me llamaba Juan, decían que era más fácil y más corto.
Voy a contarles un poco de mi pasado, de mi vida, solo será ese poco y no más, porque todo esto me hace muy mal. Nací en El seno de una familia judía de Viena en 1930, ya en esa época hubo gente que se dio cuenta de que algo extraño estaba sucediendo y se precipité a dejar todo, marchándose hacia otros rumbos, mi familia no quiso pensar en esta posibilidad, estaba muy integrada a la sociedad vienesa, a la cual les recuerdo todavía hoy se la conoce como la cuna de la cultura, ellos y por su puesto yo, participábamos del judaísmo en ocasiones muy especiales. Pero tres años después de mi nacimiento cuentan que todo cambio, la sociedad se volvió loca, poco a poco mi padre perdió todo lo que tenía, éramos 6 hermanos, mi madre y mi padre y estábamos acostumbrados a viajar constantemente, pero de pronto solo podíamos viajar hasta un alambrado que pusieron a 3 cuadras de nuestra casa, yo era un niño y en esa época solo me dedicaba a jugar con mis vecinos, pero recuerdo que un día pregunte a mi madre algo que me llamó la atención, quería saber que era aquella estrella amarilla que toda la gente del barrio llevaba en sus ropas, mi madre me miró fijamente y solo derramo una lágrima corno respuesta. Unos años después recuerdo que en un tren mis padres me dejaron una foto de la familia, me dieron un fuerte abrazo y se bajaron, quizás sin imaginar que pasaba, fue la última vez que los vi. Hoy tengo muy pocos recuerdos de mi familia, junto a mi cama conservo la foto de ellos y la observo de vez en cuando por las noches antes de dormir.
Recuerdos se me vienen a la mente por mas que los intento ahuyentar, justamente sigo recordando que fui llevado a un lugar donde había mucha gente, la mayoría de ellos eran jóvenes y me llamó mucho la atención que en ese lugar hubiese pocas mujeres y ancianos.
Enseguida me pusieron a trabajar en una fábrica en la cual, creo, hacíamos municiones para la guerra que parecía asomarse.
Todos los días temprano formábamos filas y separaban a los más débiles, los hacían subir a trenes, algunas veces recuerdo haber pensado el porque yo no podía subir a ese tren que quizás me llevaría a donde estaban mis padres.
Así pase mis días en aquel lugar frío no solo de clima sino de afecto, todos los días parecían noches, semanas infinitas, trabajábamos tal vez para sobrevivir, no pensábamos para no suicidamos. Hasta que una mañana vi a menos personas que de costumbre, ni siquiera estaban aquellos señores que nos confundían con animalillos, de lejos podía escucharse estruendos y gritos. El portón de aquel lugar estaba abierto, pero nadie se atrevía a atravesarlo, todos teníamos miedo a la libertad
No recuerdo corno, ni cuando exactamente pero aparecí en un barco lleno de gente, otra vez niños, adolescentes, todo tipo de gente en un solo griterío, que hoy seguramente me irritarían, pero que en aquel momento agradecí a Di-s, el poder escucharlos. Cuando pregunte a una señora donde íbamos me respondió a América, nos salvamos exclamé
Hoy podría seguir relatando todo sobre aquellos días, pero no lo voy a hacer, no por falta de memoria, sino porque muchos se dedicaron a contar sus historias acerca de aquellos días, y yo no me siento diferente ni tengo miedo de hacerlo aunque me resulte muy difícil.
Es que me queda poco tiempo, ya estoy viejo para seguir luchando, y además a veces veo que muchas cosas del pasado siguen pasando hoy.
Poco entiendo del presente, pero pude animarme a revolver mi pasado porque tengo mucho miedo y no es paranoia, tengo miedo a la humanidad.
Como dije una y mil veces en este relato, soy un luchador pero mis armaduras ya están herrumbradas, estoy acostumbrado a las batallas pero hoy quiero que ustedes me acompañen en esta.
En el año 2000 veo al mundo como en 1939, hubo muchos cambios tecnológicos que favorecieron la comunicación, hoy se habla de un fenómeno mundial, lo llaman "Globalización”, entiendo que es posible saber que pasa del otro lado del mundo en el mismo instante, pero no logro ver tal unión mundial.
Muchos me dirán que el mundo esta mejor, que las cosas son totalmente diferentes a esa época que relato. A mí solo me basta prender la televisión 15 minutos para comprobar mi hipótesis. Cada vez, proliferan mas religiones y sectas dogmáticas, que perdiendo la esencia básica, se encargan de insuflar resentimiento contra todo lo que pueda destruirlas.
Como podernos pensar que en este mundo superamos todas las expectativas, si ni siquiera superamos lo más antiguo que es entendernos entre los seres humanos.
No pretendamos sentirnos los elegidos de Di_s, para representar la razón en el mundo animal, cuando hablamos mas sobre tecnología que del amor. Que educación queremos dar a nuestros hijos, si no educamos con el ejemplo ¿No nos importa como va a quedar el mundo cuando sean ellos los que tengan que educar?
¿Queremos seguir creyendo que siempre tenemos razón? ¿Podemos perder una hora de nuestras tan ocupadas vidas y dedicarnos a hablar con los niños o con los mayores? ¿Qué necesitamos para darnos cuenta?
No soy especialista en nada, en mi vida no tuve tiempo, ni ganas de ponerme a estudiar, pero siempre observé y quiero contarles lo que veo, a esta altura ya me estarán acusando de ser un cascarrabias o un viejo quejoso pero ténganme un poquito de paciencia les aseguro que ya termino.
¿No creen ustedes que hoy también puede repetirse el holocausto? Es verdad que existen muchas entidades para impedirlo, pero acaso cada uno de nosotros, de alguna u otra manera no sentimos diferencias con respecto a otras personas. No dejamos de ir a lugares específicos por el ambiente: no hacemos de vez en cuando comentarios acompañados de adjetivos calificativos, hoy el odio y la diferencia no solo viven en Europa, no podemos, entonces, ser tan incrédulos y pensar que vivimos en un mundo mágico. Recuerdo que el otro día miraba la televisión y había una propaganda que decía: ‘La bestia no murió, esta mutando’ y saben que- a la vuelta de casa suelo ver jóvenes vestidos de cuero negro y las cabezas rapadas, que me hacen acordar mucho a aquellos señores de mi pasado, es mas a veces cuando paso por ahí, tengo miedo de que me den alguna orden y no poder resistirme a cumplirla, fueron años de obediencia sin ninguna objeción.
Siento el deber de hacer comprender lo que veo y lo que vi alguna vez- soy un luchador y quiero que ustedes también lo sean.
Pretendo que nos demos cuenta que todo depende de cada uno de nosotros, y que podemos ser luchadores o quedamos sentados esperando perder la batalla. Mi mensaje no es El Mensaje. Sino uno mas de aquellos que estamos acostumbrados a escuchar.
Yo simplemente quiero un mundo mejor, ya no sé si para mi, sino para mis nietos y los nietos de todos los abuelos. Deseo que comprendan, que el destino del mundo no depende solo de aquellos que gobiernan, sino que todos somos protagonistas de la historia.
Quizás antes de terminar de escribir, me quedé algo por confesar de mi propia historia, perdón si los molesto. Es algo que necesito terminar de decir, y es que tuve la oportunidad de contar todo lo que me paso a mis hijos, nietos. Conocidos y no lo hice, me acuerdo de todo como si hubiese ocurrido hace un rato, tal vez mi testimonio, como el de tantos otros, hubiese servido para construir un futuro mejor. Para uno, tres o todas las personas.
Pero no fui, ni soy un luchador porque enfrente a mis enemigos, Luché todo este tiempo contra el peor de los males “ el Miedo a Ser Uno Mismo”.
En este momento me siento a mi mismo, me encuentro y me reconozco, soy Jacob Yalom, tengo mi pasado, lo estoy escribiendo en el presente para que haya un futuro.
Termino de escribir y suelto la lapicera, lentamente cierro los ojos. Mi pulso se empieza a apagar, mi corazón se aburre de latir y por fin dejo de tener miedo a esas imágenes que me persiguen, la paz se acerca y las últimas palabras que escucho son las de mi madre antes de que suba a ese tren:
"zai guezunt main kind” (que estés bien mi niño)

MAURICIO J. STRUGO

(boletin nº 3 mayo 2007)

Creciendo


" Creciendo"
Una vida ¿Cuanto dura? ¿Cuantos años tengo para estar en este mundo? En general en la locura cotidiana,no solemos pensar mucho en estas cosas que tienen que ver con la existencia y el fin de nuestros días.
Al pensar en la muerte, que algún día llega, me angustio, pero al mismo tiempo me sirve como recordatorio para tratar de existir plenamente mientras tenga la oportunidad de estar.
Todos los seres que habitamos este planeta tenemos un ciclo vital: un árbol , primero fue semilla, luego planta para por último ser árbol, y para llegar a serlo, probablemente tuvo que pasar por varias circunstancias que amenazaron su existencia; por ejemplo la falta de agua cuando fue semilla, un niño travieso que le pego varios tirones al pasar, cuando apenas tenia unos centímetros y unas pocas ramas, o una tormenta que derrumbó a sus hermanos cercanos y casi por casualidad le regalo seguir viviendo.
Como seres humanos ocurre lo mismo, tenemos un crecimiento biológico y físico que nos va acompañando hasta el día de nuestra muerte, pero así como a los árboles, nuestra vida y el crecimiento dentro de ella dependen mucho de las circunstancias que nos tocan vivir y de como las resolvemos.
Las personas somos seres biopsicosociales, es decir que estamos atravesados no solo por lo biológico, sino también por nuestra sociedad y sus acontecimientos, al mismo tiempo que cada cosa que nos va pasando es tomada por la psiquis de cada uno de una manera totalmente diferente.
Crecer como un ser integrado en estas tres esferas, es ser consciente de los cambios corporales y evolutivos que me van sucediendo, reconociendo mis posibilidades e imposibilidades en cada etapa; sintiéndome parte de la historia del mundo en cuanto yo soy una parte de él y desde donde esté, estoy eligiendo que aportar a él.
Crecer no es solo adquirir más altura, ni que el pelo se me vaya poniendo blanco; tampoco es sólo dejar que cada año pase como sí nada, crecer es un honor que no todo el mundo tiene y que quizás me atreva a decir que no todo el mundo logra.
Crecer es ser activo y entregarse a cada experiencia que la escuela de la vida me brinda; cada cosa que me sucede buena o mala puede hacerme madurar, aunque el sabor algunas veces sea amargo y quedé por un buen tiempo en mi boca; crecer es respetar el honor que la existencia me da de seguir estando aquí y siendo consciente de ello, dejar de quejarme tanto por lo que no hay o lo que no tengo, para valorar mis posibilidades y a todas aquellas personas que me acompañan y me dejan acompañarlas en la ruta de la vida.
Ojalá pueda darme cuenta de cuanto envejezco cuando me quejo por todo y de cuan sabio puedo ser si llego a viejo cargado de experiencias que la vida se encapricha en regalarme.

Mauricio J. Strugo

(boletin nº 2 Abril 2007)

SER DIGNO DE SER



Ser Digno de ser...
“Soy lo que soy” no tendría que ser un dicho para no hacernos cargo de lo que hacemos o generamos en los otros, no debería ser una postura intransigente que nos mantenga estatizado frente a los demás.
Decir que soy lo que soy es pararme a observar mi mundo para ver en que estoy, que estoy haciendo y hacia donde voy; es un análisis momentáneo que no solo incluye el pensamiento sino también los sentimientos y sensaciones que nos ocurren en ese “darnos cuenta”; es importante tener en cuenta esto de la transitoriedad, pues como muchas veces suele pasar, cuando algo nos resulta solemos utilizarlo repetitivamente, quizás lo hacemos como manera de defendernos, de no afrontar la incertidumbre que genera descubrir otra posibilidad, crecer expandiéndome y esto también significa conectarnos con nuestras partes más jodidas, menos aceptadas, porque si nos definimos todos al principio decimos que somos buenos, solidarios, tolerantes y muchos otros adjetivos calificativos positivos, pero así como sabemos que es de noche porque tenemos también el día, que hace calor porque alguna vez experimentamos el tener frío, así también tenemos que mirarnos a nosotros mismos, sin recortarnos, comprendiendo que para cambiar algo, para modificarlo primero hay que experimentarlo, hay que conectarse con la posibilidad que eso que tanto me molesta de los demás habite en mi, aunque lo tenga bien guardadito en la cueva más oscura de mi ser.
La idea sería poder decir de mi que soy este que vino al mundo en un momento determinado, producto de dos personas que me concibieron, que formé y formo parte de una familia cuyos actos y formas de mostrarme la vida me afectaron sin duda, pero también hacerme responsable de lo que yo quiero hacer con eso; dejar de culpar a mami y papi para “agradecerles la vida” y entonces abrir los ojos a cada cosa que soy y que hago con ese ser al que ahora le toca vivir, asumiendo no solo mis aspectos más lindos, sino enriqueciendo mi manera de actuar.
En este mundo en el que muchas veces nos hacen sentir que no valemos, en el que pareciera que cuando se dictan las leyes o se generan las guerras nadie piensa en las personas tenemos que recuperar la dignidad, sentirnos orgullosos de lo que somos y tenemos, mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta, que podemos ser dignos de ser o seguir quejándonos por lo que nos falta o peleándonos cuando a nuestro alrededor la vida se empeña en mostrarnos eso que no queremos ver.
“Ser y sentirse digno de Ser” esa es la cuestión ya que nadie es inmortal y sin darnos cuenta llega un día en que todo se apaga y ya no hay nada que hacer.

Mauricio J. Strugo

(Boletin nº1 Marzo 2007)

Mauricio J. Strugo




Mauricio José Strugo es Licenciado en Psicología con una especialización en Psicoterapia Gestalt (AGBA) y Educación no Formal. Como Educador No formal, capacitó jóvenes coordinadores de grupo, y dictó talleres de técnicas para enseñar a través de la utilización de los juegos y realizó capacitaciones sobre los grupos y sus problemáticas.
Como Psicólogo, trabaja en Buenos Aires realizando psicoterapia en la obra social del Ministerio de Economía, además de atender pacientes en su consultiorio privado en Resistencia Chaco y en Buenos Aires; además, coordina Grupos Terapéuticos Vivenciales, y realiza Talleres abiertos a todo publico con temáticas de interés general. Trabajó en la Subsecretaria de Desarrollo Social de la provincia del Chaco asesorando sobre proyectos para prevenir o tratar problemáticas actuales, como el embarazo adolescente,la drogadicción y dictando talleres sobre lactancia materna, la familia, el ser padres y los adolescentes. En la actualidad, se encuentra realizando trabajos de armonización para equipos en empresas, instituciones y organizaciones laborales y educativas, y publico su primer libro: “Puertas... hacia un espacio diferente”; Recientemente empezó a formar parte como socio de AGBA y pertenece al servicio de asistencia a la comunidad de la misma y al departamento de Parejas y Familias






Orientación Psicológica

  • Psicoterapia Individual
  • Parejas
  • Grupos Terapéuticos
  • Talleres Vivenciales
  • Dinamización de Equipos
  • Desarrollo de la Creatividad
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Consultorio en Villa Urquiza/Belgrano R


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